martes, 16 de noviembre de 2010

Episodio 18: Lecciones

Cómodo, armonioso y placentero te resulta ese lugar. Te sentás al lado de Juan, Pedro se sienta del otro lado de la mesa. Te quedás viendo al viejito durante un rato y te parece tan sencillo como misterioso. Lo escuchás y no pregunta nada sobre vos. Te llama la atención. Te trata como si ya te conociera. La conversación se da natural como si continuara de una anterior que nunca existió. A vos sí que te intriga sobre la vida de ese hombre y de atrevida le preguntás si siempre vivió del vivero a lo que el viejito, sin pausa, te contesta:

- En realidad yo antes era un hombre más ambicioso. Buscaba las formas de ganar dinero. Lo normal. He tenido algunas tintorerías, un bar y algunos negocios más. Hasta que comprendí que soy un obrero del universo. Cada uno encuentra o no su lugar, pero ese lugar ya está asignado –continúa con ese tono tan característico, oriental-. Por alguna razón decidimos ocupar este cuerpo en esta vida. Después queda en cada uno el buscar esa razón. O tal vez la razón de algunas personas sea justamente no buscarla. Pero en mi caso la encontré. Yo quería dinero para poder viajar y ser feliz. Creía que en otros lugares podría encontrar respuestas a las preguntas que me surgen de toda la vida. Eso fue hasta que comprendí que no hacía falta dinero para ir a mi verdadero templo, donde encontraré siempre las respuestas: mi cuerpo.

Inesperada como profunda te parece la respuesta. En realidad vos no lo preguntaste todo eso pero sabés que cuando hacías esa simple pregunta era para llegar a otro lugar. Ese lugar es donde fue Pedro con su respuesta. Ahí comprendés que ese hombre es un adelantado. Te hace sentir un poco intimidada y hasta incomoda porque sabés que no podés tener secretos en esa conversación, pero al mismo tiempo sentís alivio porque no tenés que decir otra cosa que la verdad. Hace mucho que no te pasaba de mostrarte crudamente. Lo seguís atentamente a Pedro en sus palabras. Cada tanto hace un chiste con Juan. Ellos se ríen. Tienen una complicidad que te gusta y te hace desear más a Juan. Te gusta verlo en esa faceta más profunda, te parece super interesante. Te gusta que ese lugar sea como un refugió para él, que ahora le pregunta a Pedro por como es la forma de comunicarse con el universo, a lo que el viejito le contesta:

- Huan, creo que ya sabés que el universo es nuestro interior. Ese universo es el que se conecta con el universo exterior. Muy pequeño debe ser mi universo si está dentro de este cuerpecito.

Ahí, los 3 estallan en carcajadas mientras Pedro se para mostrarles su baja estatura. Hace unos movimientos cortitos y graciosos con la cadera. Lo mirás a Juan y te morís de ternura. Él y su risa tan genuina, tan preciosa y tan inocente. Ves como Pedro le guiña un ojo y se ríe. Pura complicidad entre ellos. Vos te sentís parte de eso. Juan te hace sentir parte de eso. Te hace sentir feliz. Todo tan inesperado. Todo tan lindo. Te ponés a pensar que al fin vas logrando fluidez que esperabas.

(Los lectores decidieron que aparece la mujer de Pedro + a Cecilia la llama Dani, su ex + se van para la casa de Juan)

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